La industria cinematográfica está experimentando una transformación sin precedentes. Lo que alguna vez fue territorio exclusivo de los grandes estudios y de la pantalla grande, hoy está siendo redefinido por plataformas de streaming como Netflix. La compañía, con sede en Los Gatos, California, ha logrado lo que parecía improbable: atraer a directores de renombre mundial, como Martin Scorsese, Alfonso Cuarón, Greta Gerwig y Guillermo del Toro, a trabajar exclusivamente para su plataforma.
Lo que ofrece Netflix no es simplemente distribución digital, sino un ecosistema creativo respaldado por presupuestos millonarios, alcance global inmediato y libertad artística. Esta combinación ha sido suficiente para seducir a algunos de los más grandes talentos de Hollywood, muchos de los cuales construyeron sus carreras en el circuito tradicional de salas de cine.
Para los creativos, Netflix representa una promesa de estabilidad y control. Lejos de las restricciones impuestas por los estudios convencionales y de las presiones de la taquilla, los directores encuentran en el streaming un espacio donde pueden materializar proyectos ambiciosos que en otros contextos habrían sido descartados por “poco comerciales”.
Películas como The Irishman de Scorsese o The Electric State de los hermanos Russo demuestran cómo Netflix está dispuesto a financiar producciones de alto riesgo presupuestario. Estos proyectos no solo representan una apuesta estética, sino también una nueva forma de medir el éxito, basada en visualizaciones y retención de suscriptores, en lugar de recaudaciones de taquilla.
Con más de 300 millones de suscriptores a nivel mundial, Netflix ofrece una plataforma inigualable para la exposición de contenidos. Películas que antes tendrían que competir por espacio en las carteleras de cine, ahora pueden estrenarse simultáneamente en más de 190 países.
Este alcance global ha sido crucial para cineastas como Bong Joon-ho, Spike Lee o Cuarón, cuyas obras no siempre encajan en el molde comercial tradicional. Además, Netflix permite a estos creadores llegar directamente a audiencias que, de otra manera, podrían no tener acceso a sus películas.
Uno de los temas más debatidos dentro de la industria es la desaparición de la ventana de exhibición en salas. Netflix ha sido enfático: no está interesado en el modelo tradicional. Si bien algunas de sus películas se estrenan en cines por una o dos semanas para cumplir con requisitos de premiación, la prioridad sigue siendo el lanzamiento digital.
Incluso cuando la nueva adaptación de Las Crónicas de Narnia dirigida por Greta Gerwig tenga un estreno en IMAX de dos semanas en 2026, se trata más de una estrategia simbólica que de una adopción del modelo cinematográfico convencional.
Para Netflix, la lógica es clara: al evitar el estreno en cines, reduce significativamente los costos de marketing, que en Hollywood suelen representar hasta la mitad del presupuesto de producción. Así, una película de 300 millones de dólares puede ahorrar hasta 150 millones al no entrar en el circuito teatral.
Desde 2019, Netflix ha tenido al menos una película nominada a Mejor Película en los Premios de la Academia. Aunque no siempre ha salido victoriosa, su presencia sostenida en las ceremonias más importantes del cine refleja un cambio de paradigma: el prestigio ya no está reservado a las salas, sino también a las plataformas.
Esto ha llevado a acuerdos exclusivos con figuras como Rian Johnson, Shonda Rhimes, Jennifer Lopez y Tyler Perry, consolidando un modelo donde Netflix no solo distribuye, sino que también produce y financia contenido original desde cero.
Este giro hacia el streaming tiene implicancias globales. En mercados emergentes de América Latina, África y Asia, donde las salas de cine no siempre tienen la infraestructura o accesibilidad necesarias, plataformas como Netflix permiten una democratización del acceso al contenido cinematográfico.
Asimismo, el hecho de que directores consagrados apuesten por este formato valida el modelo a ojos de nuevas generaciones de cineastas que ven en el streaming no una alternativa, sino el nuevo estándar de la industria.
Aunque los analistas tradicionales de Hollywood aún defienden la idea de que el cine necesita las salas para sobrevivir, el comportamiento del consumidor parece decir otra cosa. El público valora la inmediatez, la accesibilidad y la comodidad que ofrece el contenido digital. Y en ese contexto, Netflix ha demostrado tener una ventaja estratégica difícil de igualar.
La compañía proyecta invertir cerca de 18 mil millones de dólares en contenido en 2025, una cifra que confirma su compromiso con la expansión de su catálogo y con la consolidación de su liderazgo en el entretenimiento global.
Fuente: CNBC