La difteria, una infección bacteriana que en gran parte del mundo se mantiene bajo control gracias a la vacunación, ha resurgido en Somalia como una amenaza creciente para la salud pública. Desde principios de 2024, se han reportado más de 600 casos confirmados y decenas de muertes, lo que evidencia la fragilidad del sistema sanitario somalí frente a enfermedades prevenibles.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y Médicos Sin Fronteras (MSF) advierten que el país enfrenta una situación crítica debido a la combinación de un brote infeccioso, escasez de vacunas y una infraestructura sanitaria limitada, especialmente en áreas rurales y afectadas por conflictos.
Uno de los mayores obstáculos en el control del brote es la disponibilidad limitada de vacunas. Somalia depende en gran medida de programas internacionales de inmunización para mantener la cobertura de enfermedades prevenibles. Sin embargo, la interrupción de suministros, sumada a los recortes en la cooperación internacional, ha reducido la capacidad de respuesta.
De acuerdo con la OMS, solo un 42% de los niños en Somalia han recibido el esquema completo de vacunación contra la difteria, tétanos y tos ferina. Esta baja cobertura deja a la mayoría de la población infantil expuesta al contagio, con consecuencias potencialmente mortales.
La difteria afecta principalmente a niños menores de cinco años y adolescentes no vacunados. Los síntomas —dolor de garganta, fiebre y dificultades respiratorias— pueden agravarse rápidamente, causando complicaciones cardíacas y neurológicas. Sin tratamiento oportuno con antitoxina y antibióticos, la enfermedad puede ser fatal en hasta un 50% de los casos.
En Somalia, la situación se vuelve más compleja debido a la limitada capacidad hospitalaria. En Mogadiscio y otras ciudades, hospitales y centros de salud operan con recursos mínimos, mientras que en zonas rurales muchas comunidades carecen de acceso a atención médica básica.
La crisis se ve intensificada por la reducción de fondos internacionales destinados a Somalia. Diversos donantes han redirigido recursos hacia otras emergencias globales, lo que ha dejado a las agencias humanitarias con menos capacidad de acción en el país africano.
Organizaciones no gubernamentales señalan que esta reducción no solo afecta la respuesta inmediata al brote de difteria, sino también programas de nutrición, agua potable y atención primaria, que son esenciales para prevenir la propagación de enfermedades infecciosas.
La comunidad internacional advierte que la falta de intervención oportuna podría convertir el brote en una emergencia regional. Somalia comparte fronteras con Etiopía y Kenia, países que también enfrentan desafíos en materia de salud pública, lo que aumenta el riesgo de expansión transfronteriza.
El caso de Somalia refleja cómo los conflictos armados, la inseguridad alimentaria y la reducción de cooperación internacional generan un escenario ideal para el resurgimiento de enfermedades prevenibles. Expertos en salud pública señalan que invertir en campañas de vacunación sostenidas y garantizar el acceso a servicios básicos es esencial para evitar brotes de gran magnitud.
Además, resaltan la importancia de mantener la solidaridad internacional en momentos en que las emergencias se multiplican en diferentes regiones del mundo. Abandonar países vulnerables, como Somalia, aumenta el riesgo de crisis humanitarias prolongadas que trascienden sus fronteras.
El brote de difteria en Somalia no solo expone la fragilidad de su sistema sanitario, sino que también plantea una advertencia global: las enfermedades prevenibles pueden regresar con fuerza allí donde la vacunación se debilita. En un contexto de crecientes crisis internacionales, garantizar la equidad en el acceso a la salud es una tarea urgente y compartida.
Fuente: NBC News