Viajar a Estados Unidos será más caro a partir de finales de 2025. El gobierno estadounidense aprobó un paquete de incrementos que modifica varias tarifas clave aplicadas a turistas, estudiantes y trabajadores extranjeros. Los ajustes forman parte del One Big Beautiful Bill, una ley de cumplimiento migratorio recientemente firmada, que busca reforzar controles y generar ingresos adicionales para la administración.
Los cambios principales incluyen:
De esta manera, la solicitud de una visa B-1/B-2 —la más común entre visitantes latinoamericanos— podría superar los 470 dólares a partir de 2026, considerando tarifas consulares y cargos adicionales.
El sector turístico estadounidense ya enfrentaba una tendencia de debilidad. Según reportes internacionales, Estados Unidos es el único país entre 184 que registrará una caída en el gasto de visitantes internacionales este año. Con los nuevos aranceles, los expertos anticipan que la recuperación del turismo podría ralentizarse aún más.
Las asociaciones de aerolíneas y cámaras de comercio han manifestado preocupación. Señalan que los costos adicionales podrían disuadir a familias y estudiantes extranjeros, quienes constituyen un porcentaje relevante del gasto turístico en ciudades como Miami, Nueva York, Los Ángeles o Houston. Para pequeños negocios que dependen del flujo constante de turistas internacionales, este ajuste podría significar pérdidas considerables.
Los viajeros latinoamericanos están entre los más afectados. Exceptuando a Chile, la mayoría de países de la región no forman parte del Visa Waiver Program, por lo que sus ciudadanos necesitan tramitar una visa B-1/B-2 para ingresar. Con el nuevo cargo de integridad de 250 dólares, el proceso se encarece sustancialmente.
En el caso de estudiantes y profesionales, los costos también aumentarán para quienes viajen con visas académicas (F y M) o de intercambio (J-1). Universidades y programas de investigación que dependen de la movilidad internacional anticipan posibles caídas en la matrícula de alumnos latinoamericanos debido al incremento de gastos.
Además, familias que acostumbran a visitar a parientes en Estados Unidos deberán reconsiderar sus presupuestos de viaje. Lo mismo aplica a empresarios y emprendedores que viajan con frecuencia para establecer contactos comerciales o asistir a ferias internacionales.
A los nuevos aranceles se suma un programa piloto de fianzas migratorias, que exige depósitos entre 5 000 y 15 000 dólares para ciertos solicitantes de visas de turismo o negocios. Si los visitantes cumplen con las condiciones de estadía y regresan dentro del plazo autorizado, la fianza será devuelta. Sin embargo, en caso de incumplimiento, el monto se pierde.
Este mecanismo busca reducir la permanencia irregular de visitantes, pero también genera un impacto financiero considerable para quienes planean viajes de corta duración. Expertos advierten que la medida podría desalentar a turistas provenientes de mercados emergentes, incluidos varios de América Latina.
El gobierno estadounidense argumenta que estos incrementos responden a la necesidad de fortalecer la seguridad migratoria y cubrir costos administrativos. Sin embargo, voces críticas sostienen que el enfoque puede resultar contraproducente. Al elevar las barreras económicas, se corre el riesgo de reducir la competitividad de Estados Unidos frente a destinos alternativos como Canadá, Europa o Asia, que compiten por atraer a estudiantes y turistas.
Para América Latina, la situación genera un desafío doble: mayores gastos para los viajeros y una posible disminución en los intercambios culturales, académicos y comerciales con Estados Unidos. Universidades, agencias de turismo y empresas regionales deberán adaptar sus estrategias para mitigar el impacto y buscar opciones que mantengan abiertos los canales de movilidad internacional.
Los cambios en las tarifas de entrada marcan un giro en la política migratoria estadounidense. Más allá del impacto económico inmediato, las medidas reflejan una tendencia hacia un control más rígido del flujo de visitantes. Para los latinoamericanos, representa la necesidad de planificar con mayor antelación y considerar un aumento significativo en los presupuestos de viaje.
El costo de visitar Estados Unidos ya no será únicamente el de los boletos de avión y la estadía, sino también el de navegar un entramado de tasas y requisitos que reconfiguran la movilidad internacional hacia el país.
Fuente: CNN
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