La manicura en gel, un servicio de belleza ampliamente popular en Europa y América Latina, enfrenta un punto de inflexión. La Unión Europea anunció que a partir de septiembre de 2025 quedará prohibido el uso de trimetilbenzoyl difenilfosfina de óxido (TPO), un compuesto químico que actúa como fotoiniciador en los esmaltes de gel. La medida responde a investigaciones que lo clasifican como potencialmente cancerígeno, mutágeno y tóxico para la reproducción.
El anuncio generó reacciones inmediatas entre fabricantes de cosméticos, profesionales de la belleza y consumidores. Si bien algunos celebran el paso como una acción preventiva que prioriza la salud, otros cuestionan si la evidencia disponible justifica una medida tan estricta.
El atractivo de los esmaltes en gel radica en su resistencia y brillo prolongado, cualidades que dependen en gran parte de compuestos como el TPO. Este químico permite que el esmalte se endurezca rápidamente al exponerse a lámparas UV o LED, logrando un acabado duradero que puede mantenerse intacto por semanas.
Sin embargo, estudios en animales mostraron que dosis altas de TPO provocaban alteraciones celulares y efectos en la fertilidad. Aunque no existen pruebas concluyentes de efectos adversos en humanos con el uso cosmético, la UE decidió aplicar el principio de precaución.
La diferencia de criterio entre Europa y Estados Unidos es evidente. Mientras la UE suele aplicar regulaciones estrictas cuando existe sospecha fundamentada de riesgo, en Estados Unidos se prioriza la evidencia de daños concretos antes de prohibir un ingrediente.
Esto explica por qué el TPO sigue autorizado en el mercado estadounidense, donde miles de salones lo utilizan a diario sin restricciones. No obstante, la decisión europea podría ejercer presión internacional sobre los fabricantes para ofrecer productos reformulados en todos los mercados.
La industria cosmética enfrenta ahora un desafío complejo. Los fabricantes deberán invertir en investigación y desarrollo para sustituir el TPO por alternativas como TPO-L o BAPO, que ofrecen resultados similares con menor riesgo de toxicidad. La reformulación de productos implica costos elevados, pero también una oportunidad de posicionarse en el creciente mercado de la “belleza limpia”.
Los salones de belleza, por su parte, deberán ajustar sus inventarios y buscar proveedores que cumplan con la normativa. En el corto plazo, esto puede generar escasez de ciertos productos y un aumento de precios. A mediano plazo, se espera que la transición normalice el mercado y dé lugar a una oferta más amplia de esmaltes sin TPO.
Para los consumidores, la noticia genera inquietudes pero también abre la puerta a elecciones más informadas. Los especialistas en dermatología recomiendan a quienes estén embarazadas o planeen concebir optar por productos libres de TPO y verificar siempre la composición química de los esmaltes utilizados en los salones.
Aunque el foco actual está en el TPO, los expertos advierten que no es el único factor de riesgo asociado a la manicura en gel. La exposición frecuente a lámparas de radiación UVA puede incrementar la probabilidad de daños en la piel. Algunos dermatólogos recomiendan aplicar protector solar en manos y dedos antes del procedimiento o incluso usar guantes protectores con recortes en las uñas.
Asimismo, la práctica constante de retirar esmaltes de gel con productos químicos agresivos puede debilitar las uñas naturales y provocar irritaciones en la piel. Estos aspectos refuerzan la necesidad de un enfoque integral de seguridad en la industria de la belleza.
La prohibición del TPO no solo es una decisión técnica, también marca un cambio cultural en la manera de concebir la cosmética. La tendencia global apunta hacia la transparencia en las fórmulas, la búsqueda de ingredientes más seguros y la exigencia de regulaciones que protejan al consumidor.
En América Latina, donde la manicura en gel ha ganado un espacio importante en el mercado de belleza, los consumidores podrían empezar a demandar productos que cumplan con estándares europeos, lo que obligaría a distribuidores y salones a anticiparse a nuevas regulaciones.
La decisión de la Unión Europea de prohibir el TPO en esmaltes de gel es un recordatorio de que la seguridad debe ser un eje central en la industria cosmética. Aunque la medida genera incertidumbre y retos económicos, también impulsa a fabricantes, salones y consumidores a replantear prioridades. La belleza puede y debe coexistir con la salud, y este paso podría ser el inicio de una nueva era en la manicura en gel: una donde el estilo no esté reñido con la seguridad.
Fuente: CNN