Meta ha revelado en su conferencia anual Connect un conjunto de gafas inteligentes que integran funciones avanzadas de inteligencia artificial destinadas a hacer más natural y accesible la interacción con dispositivos digitales. Entre las novedades destaca la Ray-Ban Display, su primer modelo con pantalla integrada en un lente, control gestual mediante una banda neural para la muñeca y funciones como traducción en tiempo real, subtítulos en vivo y notificaciones visibles sin necesidad de usar el teléfono.
Este dispositivo cuesta 799 dólares y estará disponible en tiendas seleccionadas de Estados Unidos desde el 30 de septiembre. En 2026 se extenderá su distribución a otros países como Canadá, Reino Unido, Francia e Italia.
Las gafas Ray-Ban Display incluyen una pantalla pequeña en el lente derecho, diseñada para mostrar información como notificaciones, traducción de conversaciones y direcciones paso a paso sin obstruir la visión del usuario. El control se realiza mediante una banda neural que interpreta impulsos musculares de la muñeca, permitiendo ejecutar gestos sutiles para interactuar con el dispositivo.
El diseño conserva una estética similar al clásico modelo Wayfarer de Ray-Ban, con un lente que activa la pantalla solo cuando es necesario y permanece visible solo para quien la use. También se ofrecen versiones sin pantalla diseñadas para deportivos, como el modelo Oakley Meta Vanguard, pensado para quienes realizan actividad física intensa. Éste último integra cámara centrada, resistencia al agua, conexión con dispositivos de seguimiento deportivo como Garmin y Strava, y batería de hasta nueve horas en uso continuo.
Meta no solo presentó este modelo con pantalla, también mejoró sus gafas Ray-Ban anteriores que no poseen pantalla. Las versiones previas han sido actualizadas con mayor duración de batería, cámara mejorada y nuevas funciones como “conversation focus”, que realza la voz de quien está hablando y reduce el ruido ambiental.
Además la traducción en vivo y los subtítulos en tiempo real ahora soportan más idiomas, incluyendo alemán y portugués, facilitando su uso en contextos multilíngües.
La presentación de estas nuevas gafas incluyó momentos complicados. Durante el evento Connect hubo fallos técnicos con la conexión wifi que afectaron demostraciones en vivo. Por ejemplo, no se pudo hacer una llamada o seguir ciertos comandos mediante gestos tan fluidamente como se esperaba. Meta atribuyó esos errores a problemas de red, pero el hecho subraya lo complejo que es lograr que estas nuevas tecnologías funcionen perfectamente en situaciones reales.
También hay preguntas abiertas sobre cuánto costará mantener esas funciones habilitadas, cómo se gestionará la privacidad de los usuarios —especialmente considerando las cámaras y micrófonos incorporados— y cuán intuitiva será la experiencia para quienes no están familiarizados con wearables.
Estas gafas implican una evolución en la forma en que interactuamos con la tecnología. Pueden servir como herramientas útiles en el día a día: tomar fotografías rápidas, recibir indicaciones, traducir conversaciones y responder mensajes sin sacar el teléfono. También pueden ser útiles para personas que trabajan en entornos multitarea donde deslizar entre pantalla y manos puede ser incómodo.
El modelo Oakley Vanguard abre una vía especial para quienes buscan wearables con funciones deportivas: seguimiento de rendimiento, cámara de acción y sincronización con plataformas fitness son características que pueden atraer usuarios activos.
Para Meta esto representa un avance importante en su estrategia hacia lo que llama “superinteligencia personal”, una visión en la que dispositivos portátiles con AI amplíen capacidades humanas al hacer posible que el entorno digital se integre de forma fluida con la vida cotidiana.
Aunque las funciones prometen mucho, el éxito dependerá de factores clave: cómo se comporten en uso real fuera del escenario, cuán bien responden los gestos y comandos en diferentes entornos, la duración efectiva de la batería, el precio frente al valor percibido, y cuán cómoda y segura se sienta esta tecnología para distintos usuarios.
La adopción masiva exigirá que Meta consolide sus funciones AI, mejore la robustez técnica y confirme que la privacidad esté protegida. Si lo logra, podría estar abriendo una nueva categoría de wearables que vaya más allá de relojes y auriculares, orientándose hacia dispositivos realmente integrados con nuestra percepción y necesidades.
Fuente: The New York Times
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