Finlandia, con una población de poco más de cinco millones de personas, ha emergido como uno de los principales centros globales de innovación en tecnología de defensa. Este avance se ha dado en medio de un contexto geopolítico tenso, marcado por la guerra en Ucrania y el reciente ingreso del país nórdico a la OTAN. Lejos de ser una coincidencia, el auge del sector de defensa en Finlandia es resultado de una combinación única de factores históricos, culturales y tecnológicos.
Según datos presentados por Tesi, una firma estatal de capital de riesgo, Finlandia cuenta actualmente con 368 empresas en el sector de tecnología de defensa. De ellas, alrededor del 40% son startups de rápido crecimiento, muchas con tasas de expansión anual que superan el 30%. Estas empresas no solo desarrollan tecnología de uso exclusivamente militar, sino también herramientas de “uso dual”, es decir, aplicables tanto en el ámbito civil como en el militar.
Un ejemplo emblemático es Varjo, empresa con sede en Helsinki que fabrica visores de realidad mixta utilizados por fuerzas militares de la OTAN. Estos dispositivos permiten a los pilotos de combate entrenar con un realismo sin precedentes, eliminando la necesidad de costosos y logísticamente complejos simulacros físicos. Desde 2022, la compañía ha recaudado más de 54 millones de dólares en inversión adicional, impulsada por el creciente interés internacional en tecnología de defensa.
Antes de la invasión rusa a Ucrania, muchas empresas tecnológicas finlandesas evitaban destacar el potencial militar de sus productos por temor a repercusiones éticas o preocupaciones de los inversores. Sin embargo, el contexto geopolítico actual ha cambiado radicalmente esa percepción. Hoy en día, las soluciones orientadas a la defensa son activamente buscadas por los fondos de inversión, tanto públicos como privados.
El Fondo de Innovación de la OTAN y la plataforma Dealroom han colocado a Helsinki entre las cinco principales ciudades europeas para inversión en defensa, seguridad y resiliencia. Esta tendencia representa una nueva era para el sector tecnológico finlandés, caracterizada por una mayor cooperación entre empresas emergentes, instituciones de defensa y fondos internacionales.
Uno de los motores menos visibles pero más poderosos detrás del crecimiento de esta industria es la propia cultura nacional de Finlandia. El país comparte una frontera de más de 1.300 kilómetros con Rusia y tiene una historia marcada por conflictos como la Guerra de Invierno. El servicio militar obligatorio y la noción constitucional de que cada ciudadano tiene el deber de defender su país han contribuido a una mentalidad colectiva de resiliencia y preparación constante.
Nicholas Nelson, experto británico en inversión en defensa, resalta que este “espíritu de presteza para defender” es una característica profundamente arraigada en la sociedad finlandesa. Esta mentalidad también se traduce en una mayor disposición de talento nacional para involucrarse en proyectos de tecnología militar, en lugar de optar por sectores como fintech o energía renovable, más comunes en otros países europeos.
Finlandia también se ha beneficiado del legado de Nokia, el gigante tecnológico que dominó la industria móvil en los años 90 y 2000. Muchos de los fundadores y ejecutivos de empresas actuales como Varjo, Kelluu o Re-orbit son exempleados de Nokia que aprovecharon sus conocimientos técnicos y su espíritu emprendedor para fundar nuevas compañías de alta tecnología.
El país ha dado lugar a “unicornios” tecnológicos como Supercell (videojuegos) y Oura (salud y bienestar), y aunque su ecosistema emprendedor aún es más pequeño que el de Suecia o Reino Unido, goza de un fuerte respaldo estatal. Business Finland, por ejemplo, ha destinado 120 millones de euros para apoyar proyectos de defensa y resiliencia digital.
No todo es optimismo en el horizonte. Los fundadores de startups en Finlandia enfrentan obstáculos importantes, como el choque cultural entre la agilidad de las empresas emergentes y la lentitud inherente a las grandes instituciones de defensa. La burocracia, los procesos largos de aprobación y las altas exigencias de seguridad pueden frenar la implementación de soluciones innovadoras.
Además, existe una competencia global feroz por captar talento especializado en software y sistemas de defensa. Aunque Finlandia ofrece ventajas como bajos niveles de criminalidad, jerarquías laborales planas y un entorno de trabajo innovador, también enfrenta barreras como el clima frío y la lejanía geográfica que podrían desincentivar a algunos profesionales extranjeros.
A pesar de los desafíos, Finlandia parece decidida a consolidarse como una potencia tecnológica en defensa. Con el respaldo estatal, una cultura nacional de seguridad, talento local capacitado y creciente inversión extranjera, el país está trazando una ruta clara para liderar una industria estratégica clave en un mundo cada vez más inestable.
Como afirma Kirsi Kokko, directora del programa de resiliencia digital de Business Finland: “Necesitamos contar un buen cuento. Y creo que lo estamos haciendo”.
Fuente: BBC