El optimismo que ha impulsado a los índices europeos a máximos post pandemia podría esconder grietas significativas. En un informe divulgado el 23 de mayo, Bank of America (BofA) sostiene que los mercados del continente presentan “riesgos invisibles” similares a los que precedieron a la burbuja de las puntocom. La alerta se basa en la aguda caída de la prima de riesgo de la renta variable europea, que se sitúa en 4,8 %, su valor más bajo desde 2007, lo que implica que las acciones ofrecen actualmente poca compensación ante eventos adversos inesperados.
Según los estrategas de BofA, el grueso de las ganancias del Euro Stoxx 600 proviene de menos de una docena de empresas, sobre todo grandes tecnológicas, farmacéuticas y firmas de lujo. Esta concentración replica el patrón observado en EE. UU. con los llamados “Súper Siete” —Microsoft, Apple, Alphabet, Amazon, Meta, Nvidia y Tesla—, pero con un mercado sustancialmente menos líquido. Una divergencia prolongada entre los múltiplos de estos gigantes y el resto del índice puede amplificar la volatilidad cuando el sentimiento cambie.
El banco compara las métricas actuales con las de principios de siglo: en 1999 las tecnológicas europeas cotizaban a 40 veces beneficios esperados; hoy, determinados componentes del Stoxx Technology superan las 35 veces, mientras que los beneficios proyectados para 2025 se revisan a la baja en términos reales. Este “desacople” entre expansión de múltiplos y debilidad de beneficios es, según BofA, uno de los precursores de las grandes correcciones.
El descenso al 4,8 % de la prima de riesgo —diferencial entre el rendimiento de la renta variable y la deuda pública— es consecuencia, en parte, de las expectativas de un pronto recorte de tipos por parte del Banco Central Europeo. Sin embargo, los estrategas de BofA advierten que una política monetaria aún restrictiva, combinada con valoraciones exigentes, reduce el margen de protección si se materializa un choque macro, sea geopolítico o de crecimiento global.
La historia reciente muestra que primas de riesgo inferiores al 5 % en Europa han precedido a tres episodios de corrección de doble dígito (2007-2008, 2015 y 2020). La advertencia cobra mayor relevancia cuando se observa que la rentabilidad real de los bonos alemanes a diez años volvió a terreno positivo en marzo, restando atractivo comparativo a la renta variable.
Más allá de las valoraciones, los indicadores de momentum refuerzan la tesis de BofA. El RSI (Índice de Fuerza Relativa) del Euro Stoxx 50 se ubicó en 73 a mediados de mayo, por encima del umbral de sobrecompra de 70. El ratio put-call sobre el Euro Stoxx 600 cayó a 0,55 —mínimos de dos años—, denotando complacencia entre los inversores de opciones. Para Michael Hartnett, estratega jefe de BofA, “cuando la volatilidad implícita es baja y la demanda de coberturas prácticamente desaparece, cualquier sorpresa negativa actúa como un catalizador desproporcionado”.
La analogía con 1999-2000 no es casual. Entonces, la narrativa dominante giraba en torno al cambio tecnológico y la desinflación global; hoy la IA generativa, la transición energética y la deslocalización inversa ocupan un lugar similar en el imaginario inversor. BofA recuerda que siquiera la perspectiva de tipos de interés a la baja frenó el estallido de las puntocom; lo que detonó la corrección fue la constatación de que los beneficios no lograban justificar las valoraciones.
Para los portfolios con exposición a Europa, BofA sugiere varias estrategias de defensa:
Una corrección severa podría trasladarse al crédito, encareciendo la financiación de empresas medianas y deteriorando la confianza de los consumidores en un momento en que el PIB de la eurozona apenas crece 0,8 %. El BCE vigila la rápida expansión del crédito al consumo sin garantías y los márgenes de financiación apalancada en private equity, sectores que históricamente amplifican los ciclos bajistas.
En el frente regulatorio, la Autoridad Europea de Valores y Mercados ha reiterado que observará los flujos de capital hacia derivados de volatilidad y productos apalancados para prevenir riesgos sistémicos. Los gestores deberán reportar posiciones cortas netas con mayor frecuencia si la volatilidad del VStoxx supera el umbral de 30 puntos, medida introducida tras la crisis de 2020.
La advertencia de Bank of America no debe interpretarse como una predicción inminente de colapso, sino como un recordatorio de que las condiciones que sustentan el rally europeo son frágiles. La combinación de valoraciones históricamente altas, prima de riesgo comprimida y complacencia en los derivados sugiere que los inversores harían bien en reacondicionar sus defensas. Diversificar, asegurar liquidez y cubrir carteras ahora puede significar la diferencia entre capear una corrección moderada o sufrir pérdidas profundas cuando los “riesgos invisibles” se hagan visibles.
Fuente: BolsaManía