Sal Khan, uno de los referentes globales en innovación educativa y fundador de Khan Academy, expuso recientemente su visión sobre el impacto que la inteligencia artificial (IA) tendrá en las aulas en los próximos años. En una entrevista concedida a la cadena británica BBC, el educador explicó por qué considera que esta tecnología no representa una amenaza para el pensamiento crítico, sino una poderosa herramienta para potenciar el aprendizaje personalizado.
La conversación giró en torno a los temores crecientes entre padres y educadores sobre el uso excesivo de la IA en el entorno escolar. La periodista Katty Kay expresó inquietudes ampliamente compartidas: ¿podría la IA sustituir el pensamiento autónomo de los estudiantes? ¿Contribuirá al deterioro de habilidades como la escritura, la lectura o el razonamiento analítico?
Frente a estas dudas, Sal Khan propuso una analogía reveladora: imaginar que cada aula contara con asistentes personales de alto nivel, como si fueran los mejores egresados universitarios al servicio del maestro. Estos asistentes, explicó, podrían ayudar con la evaluación, crear dinámicas más atractivas y ofrecer seguimiento personalizado al progreso de cada estudiante. Aunque esa escena aún no es realidad, Khan asegura que esa es justamente la función que puede cumplir la inteligencia artificial en el entorno educativo.
Khan subraya que no se trata de reemplazar al profesor, sino de darle más herramientas. “Imagina un sistema que detecte que un estudiante está desconectado o que muestra interés especial en un tema, y que proporcione retroalimentación inmediata al docente para ajustar su enfoque”, explicó. La clave no está en suplantar al maestro humano, sino en liberar su potencial para enfocarse en la parte emocional, motivacional y social del aprendizaje.
La IA permite una personalización del contenido sin precedentes. Por ejemplo, el propio equipo de Khan Academy desarrolló una herramienta llamada Khanmigo, capaz de simular diálogos con personajes históricos o literarios, lo cual facilita el aprendizaje interactivo y contextualizado. “Es una manera de revivir la historia, de involucrar activamente a los estudiantes”, señaló Khan.
Además, el fundador de Khan Academy anticipa que tecnologías como la realidad virtual se integrarán con mayor frecuencia al aula en los próximos diez años. Desde recorridos por la Antigua Roma hasta viajes virtuales por el sistema circulatorio humano, Khan imagina una educación inmersiva donde la curiosidad se convierte en el motor del conocimiento.
La personalización no solo mejorará el aprendizaje académico, también podría resolver un problema de fondo: la desconexión emocional con el contenido educativo. “Muchos estudiantes se desenganchan porque lo que estudian no se relaciona con sus experiencias. La IA puede cambiar eso”, opinó.
Por ejemplo, si un estudiante muestra interés en el béisbol, la IA puede sugerir ejercicios de álgebra o gramática usando referencias deportivas. Este nivel de adaptación no solo refuerza el contenido, sino que también construye un puente entre el mundo real y el aula.
Khan también enfatiza que la socialización y el desarrollo emocional seguirán siendo pilares de la educación presencial. “La escuela no solo es para aprender a resolver ecuaciones, también es donde aprendemos a gestionar conflictos, trabajar en equipo y enfrentar la presión social”, afirmó. La IA, lejos de sustituir esto, puede ser una aliada para que el docente se enfoque más en esas áreas.
Para Khan, la IA no uniformiza el pensamiento, sino que potencia la creatividad de quienes ya buscan innovar. Así como grandes oradores o escritores cuentan con asistentes que los ayudan a desarrollar sus ideas, los estudiantes podrían usar la IA como un punto de partida, pero deberán aportar su propio criterio para lograr un resultado genuino.
“Estas tecnologías nos dan hoy el mismo poder que antes solo tenían figuras como el presidente Obama con su equipo de redactores”, bromeó Khan, pero aclaró que si un usuario no tiene pensamiento crítico, el resultado será pobre. La IA es un amplificador, no un reemplazo.
En un momento en el que muchas voces plantean visiones distópicas sobre la inteligencia artificial, Sal Khan propone otra narrativa: una en la que la tecnología potencia la educación sin deshumanizarla. Lejos de desplazar al docente, le da nuevas herramientas para enfocarse en lo que verdaderamente importa: la conexión humana y el entusiasmo por aprender.
Mientras algunas instituciones educativas alrededor del mundo se debaten entre adoptar o restringir el uso de la IA en el aula, voces como la de Khan aportan un enfoque esperanzador y práctico. La inteligencia artificial, bien implementada, puede ser la llave para democratizar el aprendizaje de calidad, incluso en contextos de escasos recursos.
Khan concluye que lo esencial es desarrollar un marco ético y pedagógico que acompañe a estas herramientas. Si se logra, el futuro de la educación podría ser no solo más eficiente, sino también más humano.
Fuente: BBC Mundo